miércoles, 1 de diciembre de 2010

Capicúa

Cualquiera puede acercarse a hablar con ella. A veces ni siquiera es necesario invitarla a un vino. Te mirará y dirá: pobres de nosotros. Lo normal es contestar si, si señora. O tal vez quedarse callado, con ese silencio que invita a hablar al otro. Da igual ella terminara diciendo: mira que tocarnos vivir dos años capicúas. Si es la primera vez que escuchas esta teoría (ella lo sabrá, seguro) te dirá: 1991 y 2002 no hay cerebro humano que lo resista. Aquí las posibilidades son mucho más variadas pero lo recomendable es dejarla sola y salir a la calle, así haga frío, y no pensar en ello nunca más.

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