martes, 16 de julio de 2013

Extraño

El problema que tengo con Todo lo que una tarde murió con las bicicletas de Llucia Ramis es que leí la contraportada. Un error de principiante y por el cuál es justo que sea castigado. 
El libro nos lo presentan como el retorno de una treintañera exitosa y brillante al hogar materno al quedarse en el paro. Indagar en su pasado para preguntarse por lo que la vida le había prometido....


Esperábamos encontrarnos ante un Angry Young Women, una voz dispuesta a desgañitarse, a reventar tímpanos. Pero no.

Desde el primer momento la visión de la protagonista sobre su presente y su futuro es inexistente. Bucea en un esplendoroso pasado familiar (historias románticas, abuelas adelantadas a su época, madres maravillosas, casas hermosas) y en la paulatina decadencia económica familiar. Como en todas las familias los secretos laten, aguardan tranquilos a ser rescatados para cuando ya no duelan. Y en ese registro se mueve muy bien Ramis, en el del pasado, en el de la reconstrucción

Como libro de memorias, funciona muy bien. Como crónica generacional, nunca. 

*En el extraño prólogo (uno de esos donde el que lo escribe se afana en demostrar conexiones intelectuales y decir que él sabe mucho) que firma el también Palmesano Llop, afirma que este es uno de los pocos libros de esta generación donde No se encuentra la huella de Bolaño. Lo dicho, un prólogo extraño.  

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